Cicuta’¦
Por: Jaime Flores Martínez
¡Qué demonios le pasa al alcalde de Tijuana Juan Manuel Gastélum Buenrostro (alias el Patas), quien prefiere proteger los intereses de un oscuro personaje, que beneficiar a 150 mil usuarios del transporte público!
¿Y así quiere convertir a Tijuana en la mejor ciudad del país?
En lugar de hacerse el simpático o decir tantísimas incoherencias, este hombre debería maniobrar para que el Sistema Integral de Transporte de Tijuana (SITT) opere completamente. ¡Apenas funciona al 15 por ciento de su capacidad!
El 3.1 de los ciudadanos que ‘aprueban’ la labor de el Patas, deben saber que 120 camiones están arrumbados en los patios del SITT.
El Patas ha pateado el bote para beneficiar a la empresa transportista Altisa, propiedad de un turbio personaje identificado como Víctor Sevilla.
Se supone que Sevilla inyectó muchísimo dinero a la campaña de el Patas a cambio de la promesa que le hizo de convertir a Altisa en la línea de transporte más influyente de Tijuana.
Nadie sabe de dónde salió el dinero que utilizó Altisa para comparar casi 700 camiones nuevos.
La mayoría de estas unidades prestan servicio precisamente en las zonas marcadas por el SITT.
Empresarios del transporte aseguran que Sevilla goza de privilegios al tolerársele, incluso que los camiones de Altisa invadan rutas autorizadas a otras empresas.
Ah, por eso el Patas no quiere que el nuevo sistema de transporte SITT opere al 100 por ciento.
¡Dañaría los intereses de Sevilla!
Apenas la semana pasada el ex director del SITT Alonso López Sepúlveda, subrayó que las unidades nuevas ‘se empolvan’ en los patios de la paramunicipal.
También dijo que el consorcio encargado de la tecnología y las alcancías tienen desde hace meses el equipo instalado en los camiones.
Lo único que faltaría es que Gastélum avale al menos 7 rutas alimentadoras y rehabilite unas 5 estaciones que están inoperables.
¡Solo eso falta!
Ya Cicuta refirió hace 2 semanas que la ausencia de voluntad política de Gastélum puede provocar que el gobierno federal retenga las participaciones que corresponden a Tijuana.
Si el gobierno de la República ha comprobado que —por necedad del alcalde— los 605 millones de pesos enviados se encuentran atrapados en la coladera, entonces el gobierno de Tijuana tiene que regresarles ese dinero.
Como el alcalde hace un gesto de barato valemadrismo, los funcionarios federales que lanzaron la advertencia podrían intervenir el recurso económico destinado a Tijuana.
¡Al Patas se le borraría su descompuesta sonrisa!
¡Se me chispoteó!, dirá el Patas mientras se rasca su teñida melenita.