Hugo Torres, decrepitud polí­tica

Publicado 21 marzo, 2018

Expediente Polí­tico…

Por: Alfredo Calva

TyuTras ocho años del ostracismo polí­tico que se autoimpusiera al término de su corrupta gestión como alcalde del IV Ayuntamiento de Playas de Rosarito, Hugo Torres Chabert, emerge envuelto en su decrepitud polí­tica, para introducirse a la atarjea denominada Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que lidera en el estado, Jaime Bonilla Valdez.

La incorporación al organismo polí­tico que fundara Andrés Manuel López Obrador (AMLO), sorprendió a la clase polí­tica del quinto municipio y en el sector empresarial no solo del quinto municipio, sino del resto de la entidad, ya que el criterio generalizado después de su actuación como alcalde, es que por vergí¼enza ya no incursionarí­a en el ámbito polí­tico.

Todos lo recuerdan como militante activo del PRI durante años, pero como buen desleal, -ya que siempre se ha dicho que su corazón es del PAN- al triunfo de Vicente Fox, en noviembre del 2000 renuncia al tricolor y debido a los serios problemas de inseguridad que el joven municipio vivió en los años 2004-2007 y que en ese entonces su imagen y fama pública eran buenas, el PRI lo postula como su candidato a la alcaldí­a para el periodo 2007-2010, triunfo que finalmente logra.

Nadie olvida las trapacerí­as realizadas durante su gestión, como el proceso de licitación para ejercer 220 millones de pesos, de un  crédito obtenido del Banco de Desarrollo de América del Norte (BADAN), para la pavimentación de calles y que por su decisión le fue entregado el fallo a la empresa Construplan, que desarrolló un trabajo de mala calidad y con cobros por trabajos no ejecutados.

O, las triquiñuelas llevadas a efecto con los recursos que en especie (toneladas de concreto) aportaba al municipio la organización denominada Mariana Trinitaria, y que generaron que a la administración del V Ayuntamiento le fuera denegada la ayuda que enormemente contribuí­a a los gobiernos locales a realizar obras de infraestructura.

Y a este descrédito, se suma el fracaso que sufrieron en el clan fundado por Torres Chabert, por la derrota de su hija, Laura Torres Ramí­rez, quien aspiraba a ocupar la silla de la presidencia municipal de Rosarito, ante la panista Mirna Rincón Vargas, lo que terminó de diluir la escasa influencia, credibilidad y poder polí­tico que detentaban en la comunidad rosaritense, luego de su mal gobierno.

Obviamente, el no conseguir el objetivo de llegar a la alcaldí­a rosaritense por parte de su descendiente, les cercenó la posibilidad de tener de nueva cuenta el poder polí­tico absoluto en la demarcación, y con ello, acceder y gozar de las prebendas que ya disfrutaron en el trienio 2007-2010 y que tantas satisfacciones les dio y de las cuales ansí­an con desesperación desde el 2016 retomar.

Con la acción  tomada por el adalid del clan Torres Ramí­rez de ingresar a la secta que el famoso Peje denomino Morena, y que actualmente sirve de refugio a todos los detritus del resto de los partidos polí­ticos, puede renovar su imagen y fama pública decrepita, sin embargo, solo se puede vislumbrar la pretensión del antiguo cacique de conseguir para el 2019 la candidatura a la presidencia municipal, para en un segundo intento el clan pueda acceder a la alcaldí­a rosaritense.

Aportando descrédito polí­tico.

 

Y mientras tanto….

El amparado Manlio Fabio Beltrones, creé que con un discurso demagógico de nueva cuenta su programa electoral denominado Zafiro, no volverá a ser un fracaso en la circunscripción que le encomendaron.

 

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