MORBO, la nueva “pandemia” de Internet.

Publicado 11 febrero, 2020

Por: @Rodrí¬go Medeles./

El efecto de la notificación del celular resuena a la vez en todo el paí­s. Lo mismo en un súper, que en un camión, que en el salón de clases, se puede leer en letras grandes y entre signos de exclamación:

VIDEO VIRAL: Un hombre mata y descuartiza a su mujer delante de sus hijos. Todo quedí² grabado en cámara.

De inmediato dejas todo lo que estas haciendo, corres a darle Me asombra y abrir el link de la publicación. No hay nada para tí¬ mí s importante en ese momento que satisfacer tu curiosidad. No sabes lo que te vas a encontrar, pero eso no te interesa.

¿Desde cuando es normal que se filtre la declaración de un acusado aún ensangrentado, minutos después de descuartizar brutalmente el cuerpo de su esposa? ¿Cómo es posible que se compartan las fotos del cuerpo cercenado de la mujer en la sala de su casa?

Se llama morbo, lo que mí s vende en las redes sociales. La Real Academia de la Lengua lo define como: ‘atracción hacia lo desagradable y perverso; ‘atractivo de los desagradable y prohibido’; ‘enfermedad, alteración de la salud’.

Partiendo de esta definición y viendo como esta escena sucede a diario a partir de los distintos contenidos que encontramos en las redes sociales, pudiéramos decir que sí¬, somos adictos, y estamos enfermos. Padecemos de una increí­ble necesidad de consumir y compartir lo prohibido, perdiendo cada vez mas nuestra capacidad de asombro.

Por unos cuantos likes, subimos lo que sea, lo mas intimo, lo mas grotesco…lo mas viral. Atrás quedí² la í¨tica periodí­stica, y todo rasgo de sensibilidad humana.

Balaceras en vivo, aterrizaje forzoso de un avión, suicidios, infieles. El morbo vende, y hay que sacar partido. Que importan las familias, los afectados, los dolientes. Exponer infieles o descuartizados, da lo mismo, siempre que llame la atención y obtenga likes.

“Suicidio en el Costanera Center. Increí­bles detalles y excelente iluminación gracias a mi #HuaweiP30 #RedefineLasReglas”.

Mensajes como este pueden encontrarse a diario en las redes de los llamados influencers, que sin el mas mí­nimo pudor, son capaces de tomarse una selfie junto a la fotografí­a del hombre fallecido, etiqueteando a las marcas y buscando publicidad o patrocinio.

El morbo no tiene fronteras, ni cargos, ni vergí¼enza. El material morboso lo comparte lo mismo un policí­a, que un malandro, que un ministro, que un actor famoso.

Todos somos cómplices, todos consumimos esos materiales y también lo compartimos. Es lamentable ver como muchos hemos convertido nuestras cuentas en las redes sociales, como almacenes de dolor, supermercados de hechos trágicos, depósitos de crueldad y maldad.

Seamos humanos a la hora de recibir esa notificación, y reenviar esa foto o ví­deo que tanto sufrimiento o dolor traerá a alguien mas. No seamos parte de la morbosidad en las redes sociales.

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