Por: Alex D´ Negro.
Tijuana, Abr. 13 2018 (NDT).- Mérida, 15 de Abril de 1957. El llamado ídolo de Guamúchil, se despedía por y para siempre de la faz de esta tierra.
https://youtu.be/ixAhKmL4K6A
“Yo nací para ser aviador. Debe ser hermosos morir como los pájaros, con las alas abiertas”, había expresado el famoso cantante años antes a su primera esposa María Luisa León.
Y así fue, según la versión oficial, Pedro Infante murió co-pilotando un avión de Transportes Aéreos Mexicanos (TAMSA) en un vuelo de Mérida a la Ciudad de México. Dos accidentes previos como señal fatal no detuvieron al popular artista que insistía en viajar y cantar y viajar.
“Ay, ay, ay, ay…
Canta y no llores./
Porque cantando se alegran, cielito lindo, los corazones…/
Había nacido el 18 de noviembre de 1917, en Mazatlán, y se trasladó en 1919 con su familia a Guamúchil, donde se le considera Hijo Predilecto. En 1939 se integró a la Orquesta Estrella de Culiacán y en 1939 emigró a la Ciudad de México donde brilló por su carisma y talento artístico.
Salió de Guamúchil para convertirse en el ídolo popular más grande de México y de América Latina, y su ejemplo aún hoy, es de empuje, orgullo, pero sobre todo sencillez y amor por su tierra.
“Me duele hasta la vida
Saber que me olvidaste/
Pensar que ni desprecios
Merezca yo de ti…/
Y sin embargo, sigues
Unida a mí existencia
Y si vivo cien años
Cien años pienso en ti./”
Muchas son las historias y leyendas que se narran a raíz de la muerte del ídolo del Cine de Oro mexicano, lo cierto es que su talento y carisma, lo convirtieron en una leyenda que perdura en la mente y los corazones de generaciones de mexicanos y personas de todo el mundo.