El fácil acceso, malas amistades y la curiosidad lo llevaron a incursionar en el mundo de los estupefacientes a los 13 años
LIZETH MORALES
El fácil acceso a las drogas las hace ver algo común. Conoció la marihuana a los 13 años entre sus amigos del barrio y compañeros de la escuela, movido por la curiosidad se convirtió en adicto.
‘Estaba con unos amigos, ellos estaban consumiendo y les pedí para ver que se sentía, había unos que ya consumían y otros como yo que iban empezando’, relató el ahora joven de 18 años.
Mientras unos amigos, adictos y no adictos, le decían que no se metiera en eso, otros de sus camaradas lo alentaban diciéndole que no pasaba nada.
‘De principio la consumía solo cuando se presentaba la oportunidad, ya después yo compraba y traía mi bolsita ya era mas necesario sentir el estado que provocaba’
El fácil acceso, malas amistades y la curiosidad lo llevaron a incursionar en el mundo de los estupefacientes a los 13 años; hoy está rehabilitado y cuenta la experiencia de un joven adicto que logró salir de ese estilo de vida
Conoció la marihuana a los 13 años entre sus amigos del barrio y compañeros de la escuela, movido por la curiosidad se convirtió en adicto. ‘Estaba con unos amigos, ellos estaban consumiendo y les pedí para ver que se sentía, había unos que ya consumían y otros como yo que iban empezando’, relató el ahora joven de 18 años.
‘En realidad no sabría decir si me gustó o no, porque es rara la sensación, es agradable, pero de primero me sentí raro, desconcertado, pero al final fue de mi gusto’.
Mientras unos amigos, adictos y no adictos, le decían que no se metiera en eso, otros de sus camaradas lo alentaban diciéndole que no pasaba nada.
‘De principio la consumía solo cuando se presentaba la oportunidad, ya después yo compraba y traía mi bolsita ya era mas necesario sentir el estado que provocaba’.
LAS CONSECUENCIAS
Estas acciones afectaron sus relaciones amistosas y familiares, así como su desempeño escolar y lo llevaron a consumir otras drogas.
‘A los 14 años, cuando ya era adicto a la marihuana, por lo mismo que era muy fácil conseguir droga de todo tipo, consumí pingas, si tu querías ibas y comprabas lo que quisieras y en las fiestas y con los amigos se rolaban’.
‘Tuve muchas consecuencias, cambié de amistades porque no me sentía a gusto, me sentía diferente porque ellos no consumían, me distancié de mi familia, actuaba rebelde, solo me gustaba andar en la calle y también me salí de la escuela’.
Tras una experiencia de sobredosis que lo llevó al hospital y verse descubierto ante su familia, el joven se alejó del vicio por un tiempo.
‘Me sentí triste con mi familia y me di cuenta lo malo que era eso, pero seguí en el mismo círculo y después de un tiempo volvía a consumir; en una ocasión me puse muy grave, al grado de querer golpear a mi madre y no les quedo de otra que meterme a la cárcel y de ahí al centro’.