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La insostenibilidad del Issstecali es un llamado urgente a una reforma estructural

por Fernanda Cecilia

Publicado 6 enero, 2025

El secretario de Hacienda de BC, Marco Moreno Mexía señaló que las aportaciones actuales son insuficientes, lo que obligará a desviar recursos de otras áreas poniendo en riesgo la estabilidad financiera del sistema y afectando la gobernabilidad estatal.

La crisis financiera del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado de Baja California (Issstecali) ha alcanzado un punto crítico que amenaza con provocar el impago de pensiones en 2025, según advirtió Marco Antonio Moreno Mexía, secretario de Hacienda estatal. 

Durante su comparecencia hace poco más de un mes el funcionario señaló que el sistema de pensiones enfrenta un déficit de más de 7 mil millones de pesos este año, con un crecimiento exponencial en los últimos cinco años. “La situación es insostenible sin una reforma estructural inmediata”, alertó.

Moreno Mexía explicó que factores como el aumento en la esperanza de vida y los efectos a largo plazo de la pandemia de COVID-19 en la población pensionada han agravado el problema. Además, indicó que las aportaciones actuales de los trabajadores y los municipios no son suficientes para cubrir el creciente déficit, obligando a desviar recursos de otras áreas.

 “El próximo año habrá un impago, y eso será peor para los trabajadores”, sentenció, subrayando el riesgo de un colapso que también afectará la gobernabilidad estatal.

La gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda respaldó el llamado a la reforma, argumentando que la meta es “rescatar el Issstecali” para garantizar tanto el futuro de los trabajadores como su presente, ya que cada mes es un desafío lograr que los pagos lleguen a tiempo. 

Sin embargo, esta postura no ha estado exenta de críticas pues en repetidas ocasiones grupos de burócratas rechazaron la reforma con consignas como “¡No a la reforma! ¡Que paguen los deudores!”, llegando incluso a dar un portazo a la mañanera de la gobernadora Marina del Pilar exigiendo respuestas, mientras la oposición política, encabezada por la diputada Santa Alejandrina Corral Quintero, calificó de irresponsable anunciar un cambio sin tener una propuesta concreta.

 

 

En este contexto, Moreno Mexía reconoció que la gestión del Issstecali ha sido deficiente, describiéndola como un modelo que requiere “cirugía mayor”. Entre los problemas identificados están la acumulación de terrenos de escaso valor, que no pueden comercializarse, y la necesidad de redefinir los criterios de gobernanza del Instituto, incluyendo las credenciales necesarias para los directivos. 

“No podemos permitir predios en pago ni perpetuar un modelo financiero que ya no funciona”, enfatizó.

Mexicali, por ejemplo, enfrenta una situación alarmante pues tendría que destinar 813 millones de pesos para cubrir el déficit del Issstecali, una cifra que supera los 750 millones proyectados de ingresos por el impuesto predial. Esto convierte al municipio en un “pagador de nóminas” en lugar de un promotor de infraestructura y servicios públicos. 

A pesar de que Tecate y Ensenada adeudan conjuntamente 6,500 millones de pesos al sistema, Moreno Mexía aseguró que ni siquiera el pago total de esta deuda resolvería el problema de fondo, ya que solo cubriría un año del déficit.

El secretario adelantó que, aunque la reforma aún no está lista, se espera que una auditoría externa proporcione los datos necesarios para diseñar las modificaciones al sistema. Entre las alternativas consideradas se encuentra la creación de una nueva reserva técnica financiada con participaciones estatales. Sin embargo, aún no hay un calendario definido para enviar la iniciativa al Congreso, lo que mantiene la incertidumbre sobre el futuro del sistema y de miles de trabajadores.

La crisis del Issstecali pone en evidencia la insostenibilidad de un modelo que, sin una reforma estructural, seguirá drenando recursos públicos y poniendo en riesgo el bienestar de los trabajadores y pensionados. Mientras el gobierno busca soluciones, la presión social y política aumenta, con un consenso generalizado en torno a la necesidad de un cambio, pero con divisiones sobre cómo implementarlo y quién debería asumir los costos.